domingo, 31 de enero de 2010

No te asustes


No te asustes, si eres el primero en leer esta carta no te asustes. Ya sé que estoy de cuerpo presente y que hace muchos años que no ves un muerto, pero por favor, mantén la calma. Avisa a las autoridades y que ellas procedan a hacer lo que crean conveniente, sólo espero y deseo que hayan pasado más de 48 horas de mi muerte. Es a ti, estimado lector y descubridor de mi cuerpo inerte, a quien quiero dar las correspondientes explicaciones como compensación por el susto que te acabo de dar. El principal motivo de mi suicidio no es otro que mi hartazgo por esta vida y la gran losa que representa el pensar que voy a vivir para siempre. Sé que la mayoría de las personas estáis encantados con los avances científicos, en especial aquellos que son los acusantes de que llevemos cincuenta años sin una sola pérdida humana en todo el planeta. La posibilidad del auto regeneración mediante el autotrasplante de células madre de cualquier órgano o tejido, juntamente con la posibilidad de reactivar cualquier órgano tras 48 horas de su paro, nos ha llevado hasta la muerte de la muerte. Pero yo, a mis 175 años, me he cansado de vivir y no quiero seguir por más tiempo en este mundo. Aquí, estimado lector, a quien ves tumbado sin pulso con casi dos siglos sobre sus espaldas, encontrándome en plenas facultades físicas y mentales, además podría decirse sin miedo a faltar a la verdad que en mejores facultades que cuando tenía 80 años, voy a resucitar a la muerte. No sé qué efectos va a provocar en vosotros, que miedos o que fantasmas va a desenterrar, pero eso ya poco me preocupa. Espero que mi muerte os dé consciencia de la existencia de la parca, y os haga pensar en el poco sentido que tiene la vida eterna. Estoy seguro que me tachareis de egoísta. Vosotros, que no permitís más nacimientos. Vosotros, que estáis viviendo la vida de vuestros nietos y como vampiros chupáis la sangre de las futuras generaciones. Precisamente vosotros, diréis que soy egoísta además de cobarde. Ciertamente, buscareis motivos en mi biografía y haberlos haylos. Sí, el hecho de que yo perdiera a mi esposa antes de la revolución genética tiene mucho que ver, nunca me acostumbré a vivir sin ella. Es más, nunca he querido vivir sin ella y sin embargo mi cobardía ha hecho que la sobreviva casi otra vida entera. Pero qué más da, cuáles sean mis verdaderos motivos, poco ya importa qué es lo que me ha llevado a despertar a la muerte. Lo verdaderamente importante es que no quiero seguir aquí. Estimado amigo, solo una última cosa. A mi ya poco me importa la trascendencia de mi muerte, ni tan siquiera me preocupa la trascendencia de mi vida. Poco me importa lo que a partir de ahora ocurra, pero te dejo en herencia la responsabilidad de su repercusión. Las autoridades esconderán mi muerte, no la contabilizarán, así que tú eres el depositario de hacer que mi acto sea el detonante de que el hombre vuelva a ser hombre. Ahora tú conoces el secreto de cómo saltarse los controles del estoy-vivo que nos obligan a llevar las autoridades. En ti reside que des a conocer como me he suicidado para que mi muerte dé esperanzas a otras personas. No sé quién eres, desconozco que piensas, solo sé que viniendo a morir a este lugar esta vez soy yo quien juega a los dados con la humanidad. Suerte, y disculpa todas las molestias que te voy a ocasionar.
Un saludo: Agapito

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