Como hemos cambiado las personas en general y los malagueños en particular, nuestra forma de ser y actuar.
Donde los cambios han resultado más espectaculares ha sido en el propio sentido que los malagueños de mitad de los años cuarenta del siglo pasado daban a cada existencia. Se vivía para otras cosas y otros distintos eran los fundamentos de la filosofía urbana, que no la existencial.
Por ejemplo, se creía en cosas y había ilusión por las cosas menudas. Una pequeña fiesta se amenizaba con el jazz-band (aquí el “yamba”), en un patio de vecinos, con dos bombillas de 60 vatios y energía de 120 voltios de la hidroeléctrica del chorro, podría constituir la razón para vivir ilusionadamente toda una semana y durante los simples preparativos de la misma.
Aquellos patios emporlaos (de porla, del cemento procedente de Portland) eran, durante la fiesta del jazz-band, todo un lujo. El pasodoble, la mazurca, el pasacalle, el chotis, el tango y cuando le llego el turno al slow,la samba y el bolero, fue la leche, que sonidos, con trompetas, con agudos, acordeón, saxo.
Y los jóvenes bailones de entonces, aquellos que necesitaban todo el patio para danzar con su pareja, como la asían por la cintura y giraban y giraban. ¿ Se puede entender esto hoy en una discoteca?
Como ha cambiado todo, ¿se acuerdan del luto? Como se ha cambiado en este aspecto, la forma que se tenia en vestir de luto, las viudas con luto riguroso, se cubrían la cabeza con la llamada “pena”, una especie de manto de crespón negro sujeto la cabello con alfileres, incluso a las niñas se les vestía de luto. En una ocasión allá por principios de los 70 del siglo pasado, conocí a una mujer del pueblo de aquí de Alhaurín que tendría entonces más de 50 años y me comentaba que había estado prácticamente toda su vida vestida de luto, primero se habían muertos sus abuelos siendo una niña, y sus padres la habían vestido de luto como era costumbre, después seguidamente antes de pasar 2 años seguidos tuvieron la desgracia de morir sus padres tíos etc., total que nunca más se quito el luto, incluso a su boda fue vestida de negro, curioso verdad, en definitiva en aquellos años una niña sin padre tenía que demostrar públicamente su condición de huérfana.
Los hombres eran más discretos, recuerdo a mi padre y tíos cuando murieron mis abuelos con un traje oscuro y un brazalete como los que se ponen los capitanes de los equipos de futbol en los partidos, pero negro sobre la manga de su americana.
Viendo todo esto hoy en la distancia, verdad que sería impensable esa forma de actuar hoy.
Un saludo
Agapito
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