Me encontraba un buen día de esta recién estrenada primavera dando un paseo por el campo, cuando de repente me topé con un curioso y esperpéntico espantapájaros.
Debes de estar cansado de permanecer inmóvil en este solitario campo, le dije al solitario espantapájaros.
La dicha de asustar es profunda y duradera; nunca me cansa me contesto.
Tras un minuto de pensarlo, me dije a mi mismo:
Es verdad reflexione; pues yo también he conocido esa dicha.
Como si estuviera leyendo mis pensamientos se dirigió a mí y…… sabes me dijo, solo quienes están rellenos de paja pueden conocerla.
Entonces, me aleje pensativo del espantapájaros, y lo curioso del caso es que no sabía si con su respuesta lo que había hecho era, elogiarme o minimizarme.
Transcurrió un año, y en ese tiempo se comentaba que el espantapájaros se convirtió en filósofo y personaje muy relevante e importante entre los demás espantapájaros de la zona.
Y cuando volví a pasar junto a él, vi que dos cuervos habían anidado bajo su sombra.
Un saludo
Agapito.
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